Nuestra historia:

Érase una vez, en 1997, en el pintoresco barrio parisino de Charonne, a tiro de piedra de la vibrante Bastilla, un auténtico restaurante marroquí con el enigmático nombre de «Le Souk». La misión de este lugar mágico era transportar a sus comensales en un viaje sensorial a través de los exquisitos sabores y la riqueza cultural de Marruecos.

Nada más cruzar el umbral, una atmósfera encantadora se apoderaba de los visitantes. Las paredes estaban adornadas con farolillos de colores, dameros y motivos moriscos, recreando el cálido ambiente de las medinas marroquíes. Cada elemento decorativo se eligió cuidadosamente para reflejar la autenticidad y hospitalidad de la cultura marroquí.

En el corazón de este oasis culinario, el fundador, Lahlou, apasionado de la cocina marroquí, había aportado su saber hacer heredado de generaciones. Las recetas se elaboraban meticulosamente, con especias procedentes directamente de los zocos de Marrakech. El menú, una sinfonía de tajines, cuscús y pastillas, era una celebración de los mejores sabores marroquíes.

El Zoco se había convertido en punto de encuentro de aficionados a la gastronomía, amantes de lo exótico y curiosos en busca de evasión. Los habituales se deleitaban con el cuscús real, un auténtico festín de sabores y texturas, mientras que los recién llegados quedaban conquistados por la diversidad de los platos.

Y así, año tras año, Le Souk siguió enamorando a las almas parisinas en busca de un momento de evasión a la autenticidad de un Marruecos lejano.